La actriz Emilia Clarke declaró sobre lo que vivió en el set de Game of Thrones y sostuvo que está viva de milagro.
Game of Thrones es sin duda una de las series más impactantes de los últimos años. Emilia Clarke interpretó a Daenerys Targaryen y fue una de las favoritas del público a lo largo de las ocho temporadas de la producción de HBO. Pero además de la lucha que dio en la serie como la “madre de dragones”, la actriz también luchó por su vida fuera del set.
Batalla fue la palabra la actriz eligió para una nota escrita en primera persona y publicada en marzo de 2019 para el medio New Yorker. En la publicación Clarke se mostró a corazón abierto y reveló que sufrió dos aneurismas tras la primera temporada de Game of Thrones, a principios del año 2011.
Clarke volvió a hablar sobre su problema de salud
En entrevista reciente para el programa de la BBC One Sunday Morning, Emilia Clarke explicó que le falta “bastante” parte de su cerebro: “Con la cantidad de cerebro que tengo inutilizado, es increíble que sea capaz de hablar, a veces articuladamente, y vivir mi vida con total normalidad sin absolutamente ninguna repercusión”.
Con un poco de dramatismo y un poco de jocosidad, agregó: “Pertenezco a una muy, muy, muy pequeña minoría de personas que sobreviven a eso. ¡Falta bastante [cerebro]! A veces hasta me provoca risa. En los accidentes cerebrovasculares, básicamente, en cuanto cualquier parte del cerebro no recibe sangre durante un segundo, desaparece. Y así, la sangre encuentra una ruta diferente para moverse, pero luego, lo que sea que falta, desaparece”.
La intérprete reveló el estrés al que estuvo sometida tras emitirse la primera temporada de la serie: “Estaba aterrada. Aterrorizada por la atención, por un negocio que apenas entendía, por hacer honor a la confianza que los creadores de Game of Thrones habían puesto en mí. Me sentí, en todos los sentidos, expuesta. En el primer episodio aparecí desnuda y a partir de ahí siempre me hice la misma pregunta: ‘Haces de una mujer fuerte y, sin embargo, te quitas la ropa. ¿Por qué? ¿Cuántos hombres debo matar para demostrar mi valía?”.
Por último, destacó que lo peor para ella fue sufrir un episodio de afasia (lo mismo que le sucedió a Bruce Willis): “De mi boca salían palabras sin sentido alguno y entré en pánico. Nunca había experimentado un miedo como ese. Podía ver mi vida pasar por delante y no valía la pena vivirla. Yo soy actriz, necesito recordar mis textos, y ahora no podía recordar ni mi nombre”.