Falta poco para que Tiger King aterrice con su segunda temporada en Netflix. Pero, en el mientras tanto, se enfrenta a una demanda.
Desde que llegó a Netflix, el documental de Tiger King se convirtió en una de las producciones más exitosas y elegidas por los espectadores. Por este motivo, la plataforma de streaming no tardó en renovar este título para una segunda temporada, la cual se estrenará el 17 de noviembre. Mientras sólo faltan dos días para que se lancen los nuevos episodios, la docuserie se enfrenta a un nuevo escándalo. Según trascendió, Carole Baskin le realizó una demanda a la compañía.
De acuerdo a la información compartida por Variety, Carole Baskin presentó una demanda contra Netflix por usar imágenes de ella para la segunda temporada. Recordemos que la propietaria de Big Cat Rescue decidió no participar en esta nueva tanda de episodios. Dicha demanda fue presentada por la mujer y su marido en un tribunal federal de Florida, donde aseguran que el uso de sus imágenes en Tiger King 2 supone un incumplimiento de contrato, ya que solo firmaron autorizaciones de aparición para la primera temporada. De esta manera, la mujer exige que se eliminen de la segunda temporada todas las imágenes donde aparece ella.
En contra del documental
Por otra parte, Carole Baskin asegura que Netflix le mintió sobre la premisa de Tiger King. Según la mujer, la plataforma de streaming le describió la serie como “una exposición del negocio de la cría de grandes felinos y el comercio de cachorros similar al largometraje documental titulado Blackfish“, pero finalmente resultó ser una producción centrada en gran medida en la historia de Joe Exotic y su rivalidad con ella. Por este motivo, el matrimonio pide que la corte intervenga antes del 16 de noviembre, para evitar que la serie documental lance su segunda temporada el 17 de noviembre.
Mediante una entrevista con Page Six, la mujer dejó en claro que no regresará para la nueva temporada: “Les he dicho que pierdan mi número de teléfono. Si me engañan dos veces sería culpa mía. Los primeros tres meses tras la emisión mi teléfono sonó incesantemente y llamaba gente gritando obscenidades. Después de eso, se detuvo. No me lo tomé como algo personal, pero realmente afectó a mi esposo y a mi hija”, confesó.