El debut de Olivia Wilde trae una comedia distinta que representa una fotografía perfecta de esta época y logra divertir y conmover sin forzar, naturalizándolo todo.
Cada tanto, hay comedias que además de ser efectivas, logran captar el alma de una generación o momento en particular. Pueden ser completamente dispares, buscar el humor fácil o enganchar al espectador desde un lugar un poco más inteligente y si son realmente buenas: logran hacer las dos cosas al tiempo que plantean cierta reflexión y son capaces de generar algún momento emotivo. El debut de Olivia Wilde como directora logra todo esto y al mismo tiempo, le saca brillo a un elenco de actores muy jóvenes, donde las protagonistas Beanie Feldstein y Kaitlyn Dever explotan una química riquísima entre sus personajes y una dinámica con mucha comedia y ternura.
La historia es simple: dos compañeras de colegio se dan cuenta, momentos antes de la graduación, que a pesar de esforzarse de más para conseguir entrar a universidades de prestigio, el resto de sus compañeros van a hacerlo de todos modos. En ese momento, deciden romper todas las reglas y sacarse las ganas de pasarla bien después de tanto tiempo delante de los libros.
Booksmart, entre muchas cosas, triunfa porque es una foto precisa de lo que es parte de la juventud y el mundo que nos rodea en este momento y en ningún momento trata temas como la homosexualidad o la militancia del feminismo de forma solemne o faltándole el respeto. Es divertida y entiende el mundo del que habla, es fresca y se siente fresca, no cae en estereotipos y cuando lo hace, los reinventa de forma que estamos viendo algo original y no una adaptación 2019 de una historia que venimos viendo desde siempre.
Booksmart se ríe de la sexualidad, de las drogas y de la adolescencia como ya han hecho miles, pero por momentos, camina por bordes de humor negro, que con inteligencia, nunca cruza y cuando es picante o ácida, siempre lo hace con un toque de humanidad. Nunca se ríe de los personajes, se ríe con ellos, los entiende y los vuelve entrañables.
La amistad entre los personajes de Feldstein y Dever es maravillosa, imperfecta, real, fantástica por momentos, es divertida, tienen pases de comedia que te doblan de risa y el feedback que logran con el resto del cast nos muestra otra forma de ver la comedia adolescente, donde a pesar de las asperezas y diferencias entre los personajes, nunca hay una animosidad horrenda y donde el respeto a cuestiones de género o raciales se establecen de forma tácita, sin forzar el momento lacrimógeno y haciéndolos más reales y directos a la hora de conmover al público.
Entre el cast joven, que tiene algunas caras conocidas como Skyler Gisondo (The Righteous Gemstones) La graciosísima Billie Catherine Gould, hija de Carrie Fisher (Star Wars) o Diana Silvers (Ma, Glass) y los actores reconocidos como Lisa Kudrow, Jason Sudeikis o Jessica Williams, la película no pierde ritmo ni gracia y sumado a una historia simple, pero ágil y llena de momentos interesantes, es una gran opción que apuesta a algo distinto y cumple como una de las grandes películas de 2019.