Rodrigo Sorogoyen acierta relatando con crudeza la corrupción endémica de nuestra sociedad.
Hay pocas cosas más condenables que la mezquindad del ser humano y es precisamente este aspecto el que se destaca en el film de Sorogoyen. Desde el principio impone un ritmo frenético llevando al espectador a traspasar la frontera física de la pantalla y sentirse un secundario más.
La espiral de corrupción no hace más que crecer de forma exponencial durante todo el film hasta que cristaliza con una escena final muy buscada y muy medida. Personalmente echo de menos un punto de cordura en toda la película, algo o alguien que nos ayude a dilucidar entre lo que está bien y mal.
Este protagonista podría ser el personaje que encarna Bárbara Lennie (Amaia Marín) pero se ve lastrado por el metraje que se le otorga. Tan solo tiene tres apariciones, a pesar de ello su peso crece con cada una de ellas hasta convertirse en parte fundamental de la película. Representa la voz del pueblo que se desgañita por elevar su tono para señalar que no todo vale en política.
Les mostramos un Clip Exclusivo de la película:
En conclusión, se trata de un retrato perfecto de la lacra que asola el panorama político español: cruel, despiadado y por momentos hipnótico. Todo eso y a la vez nada más, si el espectador busca un thriller con ritmo que sea capaz de mantenerlo pegado a la butaca con el corazón en un puño, esta es su película. Rodrigo Sorogoyen es uno de los directores con más proyección en el panorama nacional y desde luego se le intuye un futuro brillante.