Esta miniserie de 5 capítulos coproducida por HBO (Estados Unidos) y SKY (Reino Unido), nos adentra en una de las tragedias nucleares más importantes de toda la historia.
Basada mayoritariamente en el libro Voces de Chernóbil, escrito por la ganadora del Premio Nobel Svetlana Aleksiévich (Bielorrusia).
Una de las cabezas del proyecto es Craig Mazin (Creador, guionista y productor) quien participó de películas como Scary Movie 3, Scary Movie 4 y The Hangover parte II; aunque afortunadamente no será recordado por esos títulos.
Apuesta un tanto más sólida fue la del Director Johan Renck, reconocido en el mundo de la música por haber dirigido videoclips de Madonna, Beyoncé, Robbie Williams, David Bowie, entre otros. En su palmarés figuran tres episodios de Breaking Bad y uno de The Walking Dead.
Chernobyl comienza con una primera escena contundente y premonitoria: nos sitúa en Moscú el 26 de Abril de 1988, exactamente dos años después de sucedida la catástrofe. La voz en off de Valeri Legásov (Jared Harris) relata cómo la sucesión de mentiras nos impide reconocer la verdad, aquella vedada por una sucesión de pequeñas historias que logran empañar la veracidad de los hechos.
En estas historias no hay galardones para los héroes, sino la búsqueda de culpables y éstos son aquellos que no tenían amigos o por lo menos amigos poderosos.
Resulta irónico -y hasta reiterativo- que sea Estados Unidos quien nos relata la sucesión de tales acontecimientos históricos, ponderando su visión sobre los hechos y denostando el papel de los soviéticos, o al menos de aquellos que detentaban el poder dentro de URSS.
Naturalmente la serie generó descontento en el gobierno actual de Putin y fuentes hollywoodenses aseverarían que una compañía rusa ya estaría transitando las post-producción de una serie sobre Chernobyl con su propia versión de los hechos, aquella en donde la CIA juega un papel importante en la catástrofe de 1986.
Lo concreto es que el accidente nuclear sucedió, el reactor 4 falló y el núcleo de la central explotó.
El viceprimer ministro Boris Scherbina (Stellan Skarsgård) hace las veces de audiencia y se encarga de llevar a cabo las preguntas más elementales. Quien actúa como interlocutor es nada más y nada menos que el científico Legásov, aquel que expone una serie de respuestas desprovistas de tecnicismos típicos de su profesión, evitándonos así, la tediosa tarea de adentrarnos en conocimientos provenientes de la física nuclear.
Ulana Khomyuk (Emily Watson) es la física nuclear que representa –por economización narrativa- al conjunto de científicos que trabajaron codo a codo junto a Legasov, intentando prevenir y contrarrestar los potenciales daños y efectos nocivos que traería la expansión de los desechos radioactivos tras el incendio.
La serie nos lleva por caminos sinuosos, fáciles de comprender, aunque difíciles de transitar. Las crudas imágenes de los damnificados, los sacrificios humanos que deben hacerse sin retribuciones para los héroes, la continua posibilidad de un peligro mayor, terminan de resolver el entramado de un producto dramático y atrapante.
No resulta curioso que HBO tuviera preparada una serie de esta calidad para llenar el vacío que dejó Game of Thrones, el éxito mas rutilante que se haya conocido hasta la fecha en materia de series. La vara quedó alta, y a pesar de su buena aceptación, el trono de hierro seguirá vacante. Esperemos que no sea por mucho tiempo.